domingo, 19 de octubre de 2008

Mi impresión sobre...Batman: The killing joke


¿Habéis visto el dibujo del Joker que está en la cabecera de este blog? Supongo que a menos que seáis Stewie Wonder os habréis dado cuenta de su existencia sin demasiado problema. Bueno, pues quizás alguno sepáis ( y seguramente la mayoría no) que está sacado del tebeo con el que estoy a punto de aburriros, amiguitos.

Los 80 fueron una década muy particular, sobre todo si nos paramos a mirar el mundo del comic yanqui. Posiblemente fuera la década en la que este comic paso la adolescencia para llegar a la edad adulta, ya que toda una serie de autores desembarcaron en EEUU dispuestos a llevar más allá a los personajes que hasta ese momento tenían varias décadas de historia y que de una forma u otra aún no habían recibido un trato realmente maduro. Había habido intentos anteriormente, claro, pero en ningún momento llegaron a fructificar tanto como en los trabajos de Alan Moore o Frank Miller, entre otros. Del mismo modo fue Batman el elegido para realizar tebeos con temáticas más complejas, posiblemente por la propia idiosincrasia del personaje.

Una vez aclarado todo el rollo que he soltado arriba conviene dejar una cosa clara, por lo menos en mi opinión. Cuando se habla de las obras mayores de Moore nunca se menciona este comic. Todos lo califican de obra menor o puramente alimenticia para el guionista británico, opinión con la cual no estoy en absoluto de acuerdo. Al fin y al cabo, para el maestro inglés posiblemente no supuso gran esfuerzo el desarrollo del guión, cierto, pero para mi es la obra en la que se define la relación del Joker y Batman de la forma más acertada posible. De hecho sospecho que Cristopher Nolan está de acuerdo conmigo, ya que las referencias (tanto veladas como no) a este comic en la película "El caballero oscuro" (si no la habéis visto todavía ya estáis tardando) son continuas en cada aparición de Joker.

La clave de la historia está así en la relación que está establecida entre Batman y Joker según Moore. La idea general que transmite la historia es que Batman y Joker son dos caras de la misma moneda, lo que podríamos llamar dos obsesivos en sus respectivos campos, uno en el de impartir justicia dentro de la ley y el otro en demostrar que esa misma ley es absurda y aleatoria, de la misma forma que el mundo lo es. Moore así introduce un origen del Joker que puede empatizar con el lector, para destruir esta posible empatía poco después al hacer decir al Joker que recuerda sus orígenes unas veces de una manera y otras veces de otra. Así demuestra que para el personaje de Joker tanto como para el de Batman la memoria es algo muy importante. Ambos son como son por el recuerdo de acontecimientos pasados de manera aleatoria, radicando la diferencia en que Batman se convierte en un obseso del control con el objetivo de establecer una barrera entre el mundo y esa aleatoriedad y Joker sin embargo opta por entregarse a ella convencido de que el funcionamiento interno del mundo no tiene sentido más allá de la pura suerte, decidiendo de esta manera entregarse a la locura para otorgar cierto sentido así a la vida. Al lector atento no se le escapa el detalle que este mismo razonamiento tiene muy poco de demente, factor con el que también juega Moore al establecer los paralelismos entre héroe y villano. Como personaje intermedio entre los anteriores se nos presenta el comisario Gordon, usado por Moore para establecer lo que es una persona "normal", expresado esto en boca del mismo Batman. No quiero destripar más de la historia, pero en el desarrollo de esta podemos apreciar como Gordon es el único personaje no movido por obsesiones sino por razonamientos más cercanos a lo que podríamos llamar "sentido común", lo que le ayuda a superar el severo trauma al que Joker le somete.


Evidentemente este breve análisis de la temática de la novela gráfica está sujeta a un enorme número de cuestiones y de hecho no coincide en absoluto con otros muchos que he tenido oportunidad de leer, lo que sin duda es buena señal, ya que nos permite ver la múltiples interpretaciones posibles de una obra que mucha gente insiste en tildar de menor en la biografía de Moore. Por lo demás solo cabe comentar el soberbio dibujo de Bolland, sin duda muy controlado en su narrativa por Moore. Bolland, como de costumbre, demuestra tener un gran control de la anatomía humana tanto corporal como facil, sin duda su valor más sobresaliente. Además la edición con la que he tenido oportunidad de hacerme hace poco es una recoloreada por el mismo Bolland, dotando de matices a su dibujo que mejoran el conjunto visual de la obra sin traicionar el espíritu original de la misma.

Resumiendo, un gran comic del señor de la noche y su eterna némesis, de los mejores que se han escrito sobre estos personajes y de hecho muy adecuado tanto para el conocedor de los recovecos internos de de la mitología de Batman como para aquel que no halla leído en su vida nada relacionado con este tipo vestido de murciélago.

He dicho.

2 comentarios:

vcucho dijo...

Pues si toda la razón en esta crítica,pero yo me quedo sin lugar a dudas con este último joker del caballero oscuro,sobre todo por la interpretación del actor, y como detalle me quedo con ese sonido que hace al mover los labios y como saboreandose,me encanta.

Turbi dijo...

van a hacer una peli??

jaja