martes, 18 de noviembre de 2008

¡¡¡¡¡Que grande es el tito Robe!!!!!


¿Recodáis cuando teníais quince años? ¿Cuando cada vez que salíais de casa era una especie de aventura? ¿Recodáis vuestros primeros botellones? ¿Recodáis cuando cantabais a pleno pulmón las canciones de Extremoduro en ellos?

Si habéis respondido afirmativamente a las cuatro preguntas vosotros sois de los mios. Y si no, también, hombre, no tengáis miedo. Pero aquellos de vosotros que seáis de los primeros sabréis de lo que voy a hablar...

El Sábado pasado fui a ver a Extremoduro al Palacio de los Deportes. No se si lo sabéis, pero Robe y los suyos son uno de los grupos que me levantan el ánimo esté del humor que esté, y no es fácil hacer eso. Como es norma después de tomarnos unas cervecillas en las afueras del recinto pasamos dentro del mismo, donde... bueno, donde hicimos cola para unas cuantas cervezas más. Eso explica gran parte de lo que pasó después, esto es, que según entramos en la pista nos quedamos practicamente parados, acabando del escenario a una distancia más que notable. Vamos, que acabamos practicamente en el otro lado del recinto para ver el concierto. Curiosamente el escenario en sí debía estar bastante elevado, ya que admito que incluso desde esa distancia se distinguía bastante bien a los músicos.

Hacer una crítica de un concierto de Extremoduro es labor imposible por lo menos para mí. La razón es muy sencilla. No soy objetivo. Las canciones me traen tantos recuerdos que simplemente no puedo centrarme en la calidad de la canción o la interpretación en sí, solo en las imagenes que pasan por mi cabeza. Por asociación evidentemente las nuevas canciones también tienen ese efecto sobre mi.

De esta forma comprendereis que solo puedo transmitir sensaciones en este escrito. y mis sensaciones desde luego no podían ser más positivas. Me harté de gritar, cantar y saltar durante el concierto, y los que me conocéis sabéis que yo casi nunca salto o canto en los conciertos. El sonido era impecable y el grupo se notaba que era una maquinaria bien engrasada. Vale que el Robe apenas nos dirigió un par de palabras en todo el concierto, pero sinceramente no me importó lo más mínimo. Lo que yo iba a ver no era al tito Robe realizar apologías de tal o cual tema, sino a Extremoduro interpretar todos sus clásicos. Y vaya si lo hicieron. Al poco de empezar tocaron tres canciones del ultimo disco (para mí, como ya señalé en su día, un muy buen disco) y a partir de ahí empezaron a caer clásicos a diestro y siniestro, forzando las cuerdas vocales del que esto suscribe.

Al acabar, como en todos los conciertos de los que has disfrutado de verdad se me quedó una sensación agridulce. Contento por lo mucho que me había divertido pero en parte jodido por no saber cuando pueden volver a tocar. Sea como sea, tened por seguro que estaré allí.

2 comentarios:

Turbi dijo...

si..

por lo menos confirmo lo de las cervecillasssss....

lo de gritar y dar saltos no se..pero si...algo debiste beber..

yo creo que en realidad las dos cañas te sentaron mal...por que ibas un poco mareao..

vcucho dijo...

La verdad es que venías mu contento y esa felicidad se transmite y se percibe.
Quizás tiene razón que fueron varios litros de cervecitas...jejeje.
La verdad es que según lo pones nos hubiera gustado a cualquiera,pero claro luego piensas,si no te gusta extremo,nunca los has escuchado,no te gusta la cerveza y no te entusiasma la muchedumbre concentrada y enloquecida...`pues el plan baja en atracción,como es mi caso,pero no obstante me alegro que te guste y que sean muchos más.