lunes, 17 de noviembre de 2008

Mi impresión sobre...Born Again (y II)

Antes de nada debería mencionar algo de lo que escasa gente tiene conocimiento. En USA los católicos son una minoría. Importante, si, pero minoría. Todo esto ocasiona un comportamiento muy curioso en las historias realizadas por autores estadounidenses en cualquier campo, tanto novelas como películas como comics, y es que cada vez que aparece un católico le retratan más como lo que aquí entendemos como un beato que como una persona que simplemente profesa la religión católica. Todo el concepto del pecado original, de la culpa y de todo lo que rodea a ello, que aquí asumimos (por lo menos por la gente creyente que conozco) como algo presente en el catolicismo pero no su razón de ser fundamental, es para los autores yanquis el elemento sustentante de una religión que para la mayoría de población estadounidense no deja de ser en cierto modo extravagante.


Todo lo anterior, muy digno de analizar, por cierto, lo dejo señalar básicamente porque la historia de Daredevil sobre la que escribo ahora mismo tiene múltiples referencias al sistema de creencias más puramente católico, sobre todo en cierta transmutación conceptual del personaje principal en una especie de moderno Jesucristo. A todo esto influye de forma determinante, evidentemente, que el propio personaje profesa dicha religión. De este modo Matt Murdock es traicionado por su ex-novia (¿no había comentado esto antes?) que vende a un camello de poca monta la información de que Matt Murdock es Daredevil a cambio de una dosis de perico. Dejando aparte el hecho obvio de estamos en los ochenta y que solo en esta trama se deja intuir el devastador efecto de dicha droga en los EEUU de esa década, podemos observar que también a Jesucristo le traicionó alguien muy cercano a él. ¿Pillado por los pelos, decís? Así escrito quizás sí. Os aseguro que si cogéis el comic entre manos pensareis justo lo contrario.

Una vez que Kingpin, un malo mucho más terrorífico que el típico villano debido sobre todo a estar fuertemente anclado en la realidad, (no olvidemos que se trata de un jefazo de la Mafia, aunque en el comic en ningún momento se la llama así) se entera de la noticia, decide atacar al héroe de la forma más devastadora. Destruye su casa, le deja sin trabajo, en la calle y derrotado, hasta el punto que sufre una crisis nerviosa que le anima a intentar matar a Kingpin en medio de un sueño febril, algo completamente en contra de su naturaleza. Mientras un periodista (Ben Urich) es amenazado por Kingpin de forma indirecta para que no de salida a la historia que se está tejiendo en las calles de la cocina del infierno. Aterrorizado por el temible villano, Urich decide negar cualquier conocimiento suyo de Matt Murdock... tres veces. ¿Os suena de algo?

Una vez desarrollado todo esto (recordad que es un resumen muy resumido) Murdock es un hombre destruido. No muerto, pero si acabado. Hasta que llega el momento álgido de la obra, en la que "renace" a la vida. En una primera página espectacular y en la que vemos a Matt Murdock en un albergue tumbado boca arriba "casualmente" en la misma postura que Cristo crucificado nos hacemos conscientes de que su rito ha concluido. Sin que diga una sola frase ya sabemos que es un hombre nuevo, limpio de sus "pecados". Andando la obra encuentra su propio trasunto de la Virgen María y perdona a su ex-novia por haberle vendido a su más mortal enemigo. No acaba la trama con una venganza monumental, no es ese el objetivo ni el fundamento. Ni falta que hace. Murdock es ahora un hombre nuevo libre de las cargas autoimpuestas en el pasado, un hombre en paz consigo mismo.

Fin

Bueno, como es una serie americana y hay que seguir sacando pelas, la serie siguió y sigue a día de hoy, evidentemente. Pero nunca he leído un final mejor para la historia de un superheroe.

Analizar técnicamente la obra es una labor inmensamente facil. El guión sobrio, medido, controlado y enternecedoramente humano es dosificado en su justa medida por un dibujo casi renacentista en su trazo y con una narrativa perfecta. Fácil de seguir, emocionante cuando debe serlo y reposada en todo el resto del relato. Destacaría muy especialmente el color. Oscuros progresivos según el personaje principal se hunde en la desesperación son sustituidos por colores claros y brillantes (que no chillones, una diferencia que muchos coloristas parecen no entender) cuando el protagonista se vuelve a alzar de sus cenizas.

En pocas palabras, una gozada de comic y de historia, disfrutable no solo para el seguidor de los comics de superheroes, sino para cualquier apasionado de las buenas historias.

He dicho.

Por cierto, ¿Os habeis fijado los títulos que aparecen en las portadas de un poco más arriba? ¿Me empezais a creer cuando digo lo de la inspiración católica y todo esto?

1 comentario:

vcucho dijo...

Es cierto apocalipsys,jo si no es por ti yo no percibo ese toque religioso en lo comics.